Cuentan que antiguamente ni en Pascua ni en los islotes adyacentes se albergaban aves marinas y la siguiente es la historia de cómo se aclimataron en Motu Nui (islote grande).
En Hanga Nui (bahía grande), frente a la ensenada de Tonga Riki, había sobre una piedra una calavera que estaba al cuidado de una bruja llamada Hitu.
Cierta vez que la vieja se descuidó, una ola barrió con la calavera y la arrastró hacia el mar. La bruja, asustada, no trepidó en arrojarse al agua para alcanzar el cráneo, pero este último le llevaba cierta delantera y por más que la vieja se apresuraba no podía darle alcance. Así la calavera avanzando y la vieja persiguiéndola nadaron muchos, muchos días, hasta que arribaron a un peñasco, cuyas cumbres eran blancas a consecuencias de las deyecciones de las innumerables aves marinas que allí tenían sus viviendas. Trepóse nuestra calavera al islote e inmediatamente se convirtió en un esbelto príncipe, pues no era otro que Make Make, rey Motu Torema Riva (islote del pescado extranjero).
Con grandes muestras de júbilo fue saludado por Haua, genio sirviente de Make Make y cuyo oficio era cuidar los pájaros del islote. A Hitu se le hizo asimismo buen recibimiento y quedóse en el islote para ayudar en sus tareas al fiel Haua.
Parece que Make Make tenía cierta predilección por Te Pito He Nua (nombre antiguo de la isla), pues a los pocos días de estar en su reino ordeno a Haua cogese algunas aves y con ellas se dirigió a la isla. Llegado que hubo al Hanga Nui, se dirigió a Pojke y entre las rocas de la escarpada meseta les dio libertad para que anidasen y regresó a su islote.
Al siguiente año regresó para ver si se habían propagado, pero con ira y pena notó que los isleños se habían robado los huevos para comerlos. Cogió entonces las aves y las soltó entre las rocas de Baihu, pero allí pasó la misma cosa, por lo cual tomó idénticas medidas y largó las aves en Vai a Tare. Los de Vai a Tare no cuidaron las aves. Esto no satisfizo a Make Make en su viaje de inspección y cogiendo de nuevo las aves las llevo a Motu Nui. Aquí si qe progresaron de un modo asombroso y hasta hoy día el huevo de Manu Tara, cogido en Motu Nui en la primavera, es un alimento abundante y delicioso, gracias a la constancia del buen Make Make.

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